Hoy se hacía efectivo el decreto foral que transforma la residencia de Gallarta en un centro asistencial para personas con discapacidad.
De forma transitoria, una treintena de mayores permanecen aún en la residencia al «haberse negado a abandonar su casa», pero , según denuncian trabajadores de la residencia, la merma en la calidad del servicio que ahora reciben es evidente.