Asistimos a una visita guiada de la oficina municipal de turismo.
De los 6 tipos de recorridos gratuitos ofertados este verano por el patrimonio jarrillero, éste del camposanto ha sido el más exitoso, con una media de 20 participantes en cada visita.
Este cementerio es el tercero más importante de Bizkaia por su valor patrimonial.
El camposanto portugalujo reúne mausoleos y panteones de ilustres personajes de la burguesía vizcaína como Victor Txabarri o Manuel Calvo; familias de gran abolengo como los Salazar, o la tumba del ingeniero diseñador del puente colgante, Alberto Palacio; pero también son destacables los enterramientos construidos por suscripción popular de los jarrilleros como el de Juan José Conde Pelayo, el llamado médico de los pobres, Maestro Zubeldia o Marcelino Amenabar, fundador de la banda municipal de música y que falleció el día de la bajada.
Curiosidades que relatan con gran entusiasmo las guías de la oficina de turismo, como Iratxe, habiéndose documentado previamente con la ayuda del archivero municipal.
El cementerio fue inaugurado un miércoles de ceniza de 1878.
«Pepe Botella» prohibió los enterramientos en las iglesias por motivos de higiene, y, debido a las guerras, pronto Las Canteras, zona como se conoce a la parte trasera de la basílica, se quedó pequeña, por lo que el Ayuntamiento se vio obligado a expropiar estos terrenos de la zona de Pando.
El último enterramiento de Las Canteras fue una niña de 6 años, Gregoria, y el primero en Pando, un bebé.