16 años llevan Sonia y su mujer soportando una fuga de aguas fecales que, según advierten, pone en riesgo su salud y la integridad de su casa.
Ambas han contraído una enfermedad derivada de la bacteria ecoli, con graves secuelas para una de ellas, debido a la ingesta de verduras plantadas en la huerta, según denuncian.
«La mierda brota como un geiser por la tierra», se lamenta Sonia.
Además, debido a la humedad constante, el terreno de la finca está venciendo; ya es claramente visible un desnivel de aproximadamente metro y medio de altura; y temen que el corrimiento de tierras pueda terminar arrastrando la vivienda.
El Ayuntamiento de Abanto reconoce que la fuga está motivada por la rotura del colector de aguas fecales municipal que discurre bajo el terreno de las afectadas; de hecho, el consistorio ya ha reparado 18 metros de tubería, y ejecutará el resto de los trabajos necesarios para terminar con el problema «cuando disponga de medios».
No obstante, fuentes municipales dudan de que las consecuencias para la salud de las afectadas se deriven de la ingesta de verduras de la huerta, y apuntan a una modificación anterior de la tubería de abastecimiento de aguas, que, de manera irregular, se habría desviado por la canalización de fecales, modificación que las aludidas niegan tajantemente.
En cuanto al peligro de desplazamiento de la casa, las mismas fuentes técnicas estiman que las propietarias deberían construir por su cuenta un muro de contención; solución que las afectadas no creen que deban costear ellas, teniendo en cuenta que el corrimiento de tierras está provocado por la rotura del colector de aguas fecales que el propio Ayuntamiento ha reconocido.