La kalejira recorrió la arteria principal de Lamiako con la participación de cientos de vecinos.
Ya de noche, una hoguera en el campo de futbito acompañó a la recreación de la leyenda de Prudentzia, que perdió a su marido cuando estaba embarazada y que vio cómo su hijo, al hacerse mayor, decidió ser marinero y abandonar el hogar.
Una tarde creyó verle volver en un barco, pero no era él y Prudentzia murió ese día. En aquel momento, se escuchó el canto de las lamias y se dice que la vecina se convirtió en una de ellas. De ahí que el barrio deba su nombre precisamente a la leyenda de las lamias.
Lamiako celebra esta tradicional fiesta mitológica desde 1978.