El `antes´ y el `después´ de Cosmos queda reflejado en su rostro. No hace falta ser un avezado etólogo o veterinario para constatar la diferencia entre la miserable vida que su anterior responsable le ofrecía y la actual, que ya se adivina en sus ojos.
ATEA denunció esta situación la pasada semana tanto por vía administrativa (ante el Ayuntamiento de Portugalete, Bizkaia) como penal (en una comisaría de la Ertzaintza). Desde ese momento, un responsable municipal ha estado presionando a la propietaria para que entregue el animal a una entidad animalista. ¡Y tras varios intentos frustrados se ha conseguido! La ya exdueña de Cosmos consentió finalmente su cesión, de tal manera que a partir de ahora el perro conocerá –quizá de nuevo– lo que de verdad es una familia humana y pertenecer a ella como uno más.
"Los casos como el de Cosmos son por desgracia más habituales de lo que se cree, y bien podrían adscribirse al epígrafe de `maltrato por omisión´. En efecto, no solo existe la agresión activa, sino otras formas que no implican violencia corporal, pero que pueden llegar a ser mucho más lesivas: la desatención, por ejemplo. Los perros son animales sociables, leales y amistosos, que como tales merecen algo mucho mejor que una terraza a la intemperie y la visita ocasional de sus `dueños´. Ellos no entienden que han hecho mal para merecer tan terrible `castigo´.
Es por ello que la sociedad y los poderes públicos han de entender estos escenarios como un verdadero `maltrato psicológico´, de igual manera que ocurre en el ámbito humano."
Tras el éxito de la operación, ATEA retirará de manera inmediata ambas denuncias contra la citada persona.