Los portugalujos sí han podido celebrar su fiesta más querida, aunque haya sido de una manera diferente.
No ha habido ni bajada a las 3 de la tarde ni mucho menos aglomeraciones en la calle Koskojales.
Conscientes de que era obligado y necesario cumplir las medidas frente a la Covid, ésta ha sido una Virgen de La Guía de «terraceo».
La jornada ha comenzado floja con el tradicional izado de los Dominguines, sin apenas público, y un aurresku ante la hornacina algo «triste», pero ,a medida transcurría la mañana, los jarrilleros han ido llenando las terrazas de los bares.