Una fiesta que recuerda la historia de este barrio que se bautizó con la lamia Prudentzia, en el siglo XVII, y cada último viernes de mayo, regresa a casa.
Los vecinos se convierten en personajes mitológicos como Mari, Sugar, Basajaun, Aker, Galtzagorri o Inguma.
La maskarada se desarrolla en tres actos finalizando con un akelarre ya de noche.
Se trata de la representación de la identidad de un barrio; con sus costumbres, leyendas y tradiciones, de manera festiva.
Preparar esta celebración lleva más de un año a sus organizadores.