Con la pandemia, el método CES municipal quedó paralizado, y con ello perdieron cualquier apoyo del Ayuntamiento.
El consistorio les ha proporcionado un local (que comparten con una protectora de perros) para guardar sus útiles, como las jaulas- trampa, pero los gastos veterinarios corren íntegramente de su bolsillo.
María Jesús, Mari Carmen y Ana, que conforman la asociación Animalízate Stzi desde hace un par de años, son vecinas corrientes y su economía no les permite seguir haciéndose cargo de los animales.
Llevan meses esperando que el Ayuntamiento resuelva los tramites burocráticos para que asigne un presupuesto a la labor que realizan de forma altruista.