Hace 10 años, la jeltzale Maite Etxebarria rompía un techo de cristal al convertirse en la primera alcaldesa de Ezkerraldea y Meatzaldea.
Hoy se ha despedido emocionada de la corporación con un nudo en la garganta, alguna que otra lágrima, y, sobre todo, muchos agradecimientos a vecinos, amigos, trabajadores del Ayuntamiento y grupos políticos, pero, especialmente, a su familia porque sin ellos «nunca hubiese sido posible» su trabajo.
Orgullosa de su pueblo, para Maite ser alcaldesa de su «querido municipio» ha sido una experiencia «única en la vida».
Hoy ha pronunciado un «hasta siempre» porque seguirá colaborando con los abantoarras allí dónde se la requiera.