Hoy se ha desvelado la incógnita.
Se trata de una nueva campaña de impacto en el marco de la apuesta de BBK por la competitividad sostenible.
Busca que los proyectos que promueven condiciones laborales dignas, fiscalidad justa, respeto al medio ambiente y controles sanitarios adecuados no se vean obligados a abandonar frente a aquellos que no cumplen con esos principios.
La campaña persigue la autocrítica del consumidor mediante una experiencia inmersiva instalada en el muelle viejo, pero también pretende abrir un debate en el propio sistema porque ,si éste «no garantiza que todos juguemos con las mismas reglas para poder competir en igualdad de condiciones», lo que está en riesgo es el progreso.
Y el progreso es lo que hizo posible que hace 130 años se construyera un elemento tan icónico como es hoy el puente colgante.