El último descendiente del Árbol de Gernika ha sido plantado esta semana en el parque nacional Waraira Repano (conocido como “El Ávila”).
El ejemplar viajó hace unos días hasta este lugar que se localiza muy cerca de la capital venezolana, Caracas, después de que la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia entregara en Bilbao un ejemplar a la cónsul de Venezuela en la capital vizcaína, Glenna del Valle.
La representante del país sudamericano y la presidenta de la Eusko Etxea de Caracas, Ibane Azpiritxaga, de quien nace la petición, expresaron en una carta que la plantación del retoño supone “un merecido reconocimiento a esos lazos de fraternidad que unen a nuestros pueblos y un sentido homenaje a todos los aitites que aprendieron a amar esta tierra -Venezuela- tanto como su añorada Euskal Herria”.
La ubicación elegida para plantar el nuevo retoño no es casual. Se eligió dicho parque nacional porque cuenta con un clima templado y un suelo fértil, semejante al que se puede encontrar el roble oficial en la villa foral. Además Waraira Repano tiene un simbolismo especial. Está ubicado en un cerro con vistas tanto a la ciudad de Caracas como al Estado de Guaira, donde se encuentra el puerto marítimo desde el que llegaron miles de vascos y vascas en el siglo XX buscando un futuro mejor.
A lo largo de su historia, la Cámara foral lleva entregados más de 450 descendientes del Árbol de Gernika. El más veterano que sigue vivo está muy cerca de la Casa de Juntas de Gernika. Data de 1859 y crece todavía en el jardín del inmueble conocido como Nabor.
En el exterior, el roble más antiguo se encuentra en Rosario de Santa Fé, en Argentina, y es de 1886. La Cámara foral espera que el vástago más joven, plantado esta misma semana en “El Ávila”, crezca con fuerza como símbolo de paz y convivencia, y reparta semillas en tierras sudamericanas durante décadas.