Ascaan se «disolvió por la imposibilidad de cumplimiento de los fines» un mes antes de que Ayuntamiento de Ortuella decretase el cierre del refugio por carecer de licencia.
Ya en 2021 la protectora tuvo que hacer frente a una sanción «administrativa» de 6.000 euros por abandono de animales.
No obstante, aún le queda pendiente en fiscalía otra denuncia de 2023 por «anomalías en el trato de los animales»; la asociación carecía de reconocimiento legal de núcleo zoológico, que le permitiera albergar los perros, y, según los audios que se aportan en la denuncia, habría incurrido en «otra serie de negligencias graves, como no tener identificados a los animales, o bien engaño con los chips de identificación para evitar sanciones», pues la protectora carecía de un libro de registro de entrada y salida de los perros que acogía y daba, posteriormente, en adopción.
La denuncia apunta también que los animales se albergaban en un «entorno carente de medidas higiénico-sanitarias adecuadas, lo que provocaba empeoramiento de salud y en algún caso fallecimiento».
En suma, se investigan presuntos «malos tratos a animales por hacinamiento, atados con una cuerda y solos, mal alimentados, y con mucha suciedad en los lugares de estancia, con proliferación de roedores».
Las exvoluntarias que refieren estos hechos denuncian, asimismo, que la presidenta de la asociación registró a su nombre el terreno del refugio, que se compró en 2019 con donaciones de particulares.