Lo denuncia Lagundu Euskadi, la asociación para la defensa de los derechos de los niños con necesidades educativas especiales de cualquier tipo.
El año pasado, la lucha de la familia de Oier redundó en la apertura de un aula estable en el colegio Otxartaga.
Sin embargo, este pequeño de 7 años no está recibiendo todas las sesiones de un profesor de audición y lenguaje que le corresponderían.
Y las que recibe tampoco lo son de manera individualizada, tal y como está establecido, atendiendo a su grado de discapacidad.
Está a punto de terminar el curso y esta situación se prolonga desde el mes de septiembre, a pesar de haber sido denunciada ante instancias educativas.