Después de 70 años en la calle La Iberia, el establecimiento ha abierto hoy por última vez.
La segunda generación, Yola y Marta, se jubila .
Dejan un gran vacío en el pueblo pues han ejercido no sólo de comerciantes sino también de consultoras sentimentales.
De casta le venía al galgo porque sus padres, además de fiar a quien no tenía dinero para pagarles los zapatos; nunca tuvieron un sólo moroso; llegaron a avalar préstamos hipotecarios entre sus clientes.
Estas entrañables comerciantes han estado también a lo largo de los años muy presentes en la vida cultural y social de Sestao, colaborando en la organización de numerosos eventos.