Y es que ayer por la tarde, coincidiendo con el primer día en que se permitía la movilidad por todo el territorio histórico, el principal arenal de la margen izquierda vivió una invasión de personas procedentes de otros municipios.
Iñigo Ortuzar, orgulloso de que su pueblo atraiga a miles de visitantes, rechaza, sin embargo, las «aglomeraciones» y reclama un comportamiento responsable.