Nichos y sarcófagos con inscripciones en latín que datarían de los orígenes de la villa.
Diferentes historiadores han hecho mención a ellos en estudios previos y ahora se buscan , junto a los posibles pasadizos medievales, a través de la prospección arqueológica iniciada este fin de semana.
Los resultados estarán listos en menos de un mes; y en base a ellos, se decidirá si procede realizar excavaciones.
Se trata de un estudio del terreno a cargo de un grupo de arqueólogos voluntarios del museo de la Minería del País Vasco formado por seis profesionales, dirigidos por Iosu Etxezarraga y Javier Franco, doctores en Arqueología Medieval.
La zona del campo de la iglesia y sus aledaños, ha sido un campo de pruebas para combinar ,por primera vez, tres sistemas de prospección, con la ayuda de ingenieros geofísicos que estudian lo que hay bajo el suelo, con métodos no invasivos; el georradar, la tomografía eléctrica y la microgravimetría.
Enmarcados en los preparativos del 700 aniversario de la villa, que se cumple en 2022, y recogidos en los presupuestos municipales de este año, el coste de estos trabajos de investigación histórica asciende a 5.000 euros.