Se trata de una nueva residencia para personas mayores promovida por una entidad privada, que ya ha iniciado los trámites urbanísticos para desarrollar la operación.
Los promotores de la actuación tienen la obligación de conservar el caserío, al tener una protección estructural en el Plan General de Ordenación Urbana de Barakaldo, si bien el edificio se encontraba en los últimos tiempos en riesgo de desaparición tras sufrir varios incendios.
En su mayor parte, el caserío, que data del siglo XVI, es neoclásico pero conserva un arco renacentista de medio punto que seguramente perteneció a una construcción anterior levantada en su lugar.
La nueva edificación deberá respetar la estructura original y los muros perimetrales, con especial atención al arco renacentista.