Una de las actuaciones que ha llevado el Plan de Empleo de este año ha consistido en adecentar uno de los iconos patrimoniales del pasado industrial del municipio, El Lavadero de Tartanga.
Las labores que se han realizado han ido encaminadas al saneamiento y mantenimiento del mismo, se han arreglado y pintado las paredes interiores y exteriores, y se han limpiado sus dos canales.
En este sentido, el concejal de Empleo, Turismo e Igualdad, Jorge González, ha querido agradecer al equipo la labor que han realizado en el Lavadero, ya que, “con esta acción, se ha conseguido que vuelva a relucir un elemento patrimonial único en la zona de la ría”.
El Lavadero de Tartanga es un claro ejemplo de las medidas higiénico-sanitarias en el Erandio de finales del s. XIX.
Fue construido, de la mano del arquitecto Casto de Zavala, en 1893, y es una de las piezas mejor conservadas en la actualidad.
Tiene como elemento destacado, y único en este tipo de construcciones, el guardamalletas que protege la fachada principal.
La creación de este lavadero fue una de las medidas encaminadas a la mejora de los hábitos de salubridad de la vecindad del barrio de Altzaga, que estaba naciendo por aquellos años.
Lavar la ropa era una actividad bastante difícil, dada la imposibilidad generalmente del suministro de agua.
Este lavadero fue una de las primeras fuentes del barrio donde se pudo coger agua potable, ya que las continuas inundaciones que sufría con las pleamares hacían que el agua tuviera altas concentraciones de salinidad.
El lavadero tendrá esta función hasta prácticamente la década de 1970, y según el propio concejal, “es uno de los iconos que quedan para entender la condición proletaria e industrial del barrio de Altzaga, que surge como consecuencia de la industrialización”.
El edil Jorge González, también ha informado de que en breve se colocará un cartel explicativo para dar a conocer el origen y características de esta obra y en definitiva la historia de Erandio.