Los estibadores acusan a las empresas de buscar un conflicto. Consideran “incomprensible y exagerada la presión policial a la que están siendo sometidos, tanto trabajando como ejerciendo el derecho a la huelga”.
Instan a las empresas a llevar acabo un calendario de reuniones que desemboque en acuerdos beneficiosos para todas las partes.
Los trabajadores han vuelto a tender su mano a la negociación.