Cerca de 60 personas dieron vida a los diferentes personajes: Mari, Sugar, Prudentzia, Maiatza, las lamias…
La maskarada representa por un lado, el enfrentamiento entre el cristianismo y la mitología vasca, y por otro, la historia de la lamia que da nombre al barrio.
Prudentzia esperaba, un día tras otro junto a las junqueras de Ondiz a su hijo que se hizo a la mar y no regresó.
Según cuenta la leyenda, la mujer acabó convertida en una lamia.
Esta representación, única en Euskadi, está dividida en 3 actos diferentes.
Arranca con una cadeneta y los sones de la lamiadantza.
Continúa con una representación de los personajes mitológicos que son recogidos por sus amos o deidades superiores para que se unan a la maskarada.
Y finalmente, se celebra un akelarre donde participan todos los personajes.