Aún así, se siguen realizando en las calles jarrilleras 3 graffitis diarios, y el año pasado hubo que limpiar una superficie equivalente al campo de fútbol de San Mamés.
El coste económico de su retirada ascendió a 175.000 euros.
La villa cuenta con una brigada integrada por 3 personas que trabajan 7 horas al día, reforzada con 6 trabajadores más a través del Plan de Empleo Municipal.
Pese a la reducción de las pintadas en paredes, preocupa el incremento de aquellas que se realizan en el mobiliario urbano.
En cuanto a las pancartas y carteles, se han reducido en un 50 % las sanciones, que oscilan entre 300 y 3.000 euros.
El 62% de los expedientes sancionadores se abren a partidos políticos y sindicatos.
Únicamente se ha puesto multa a un particular y ha sido por ser reincidente.