Cuenta la historia que los baserritarras bajaban el domingo a la misa mayor y al acabarse la ceremonia, el aurreskulari y el atzezkulari pedían permiso al alcalde para bailar este tipo de danza.
Si éste les daba luz verde, el primer edil sentaba a su lado a las autoridades del pueblo, para ver cómo los dantzaris bailaban el aurresku de anteiglesia, que es parecido a la soka dantza pero en homenaje a la mujer.
Esta tradición que se remonta al siglo XVIII se recuperó, en 1981, gracias al esmerado trabajo de José Antonio Aresti.
Este año el aurresku de anteiglesia se ha adelantado al sábado debido a que el domingo ha sido jornada electoral.