Es una forma de reforzar el vínculo con la lengua vasca en una comarca erróneamente catalogada de erdaldun.
Y decimos erróneamente porque, sólo en Barakaldo, en 3 décadas de ha pasado de 2700 euskaldunes a 22.000.
En 1986 un 2,6 % de la población barakaldesa era vascoparlante y hoy lo es un 23%.