La asociación Bikarte sufre con impotencia cómo estos pequeños son «castigados» por la política internacional.
La administración española exige un permiso de Bielorrusia para que los niños procedentes de este país, que cuentan con autorización de sus familias biológicas, puedan viajar.
Afectados por el desastre nuclear de Chernobyl, el cáncer infantil tiene un 300 % más de incidencia en Bielorrusia.
De ahí que sea tan importante para estos niños pasar largas estancias; con familias de acogida que les quieren y les esperan; en un entorno libre de radiación.