Así se sienten ellos.
Tras el despido de toda la plantilla, sólo les queda la opción del traslado a Cartagena, Cádiz o El Ferrol; una angustiosa situación para más de 150 familias de la margen izquierda.
Pero la naval “resiste”.
Los trabajadores insisten en que Bruselas no pone peros a la entrada de dinero público en el astillero.
A su juicio, y en opinión también de EHBildu y Podemos, es sólo una cuestión de voluntad política de PNV y PSE.