El pasado jueves insultó, amenazó y agredió a un anciano de 72 años, persiguiéndole por la calle y propinándole un puñetazo en la cara.
A consecuencia del golpe, la víctima cayó al suelo, sufriendo una brecha en la cabeza y un fuerte golpe en las costillas, que, debido al dolor persistente, aún le impide salir de su domicilio, aunque, afortunadamente, las pruebas han confirmado que no ha sufrido daños internos .
Su hija ha emprendido una campaña de recogida de firmas en internet porque el agresor, según denuncia, es una persona conocida por su actitud agresiva y conflictiva, que “no está bien de la cabeza, se mete con la gente y monta espectáculos”.
Pide a las autoridades el internamiento de esta persona en un centro psiquiátrico “antes de que pueda pasar algo”
No entiende cómo con tantas denuncias por agresiones y escándalos, la policía y el juzgado decidan dejarle en libertad.
Es más, al acudir a presentar denuncia por la agresión de su padre, en la comisaría le comentaron que “estaría en la calle al día siguiente, de la misma forma que había esta detenido el día anterior.
Ante este último suceso, la asociación vecinal Sestao Aurrera ha solicitado una reunión con responsables del Ayuntamiento, policía municipal y Ertzainetxea de Sestao con el fin de trasladarles “el sentir de los vecinos”, así como discutir “qué se puede hacer con este hombre para que la convivencia y la seguridad sean posibles”.
Este colectivo de vecinos ya trasmitió al Ayuntamiento su preocupación por este “individuo”, en octubre de 2020.
Entonces, explicaron que esta persona, residente en el grupo Marqués de la Fidelidad, generaba problemas de convivencia e inseguridad, y que la situación era insostenible porque defecaba y orinaba en el portal; pegaba y amenazaba con un cuchillo a los vecinos, bebía alcohol en la calle; había ocasionado daños en un local del barrio, traficaba con hachís e insultaba a la autoridad.
Alertaban de que los vecinos se sentían desamparados y que vivían con miedo; motivo por el que solicitaban una respuesta contundente.
Meses después, la asociación vecinal se lamenta de que todavía continúe “campando a sus anchas”.
Motivo por el que nos tuvimos que marchar de casa con lo puesto y hacer la mudanza prácticamente a escondidas, totalmente cierto, las autoridades mirando hacia su ombligo. El ayuntamiento de brazos cruzados, y la justicia pensando en las vacaciones de verano o en algo similar.