Homenaje a este histórico militante por la lucha obrera y los derechos sociales en la margen izquierda, se emplaza en uno de los pilares del puente de Rontegi, en cuya construcción trabajó como peón.
El mural se pintó por primera vez a raíz de su fallecimiento a los 85 años de edad. Hoy, precisamente, se cumplen 4 años de su muerte.
Se ha restaurado ya en varias ocasiones debido a que ha sido reiteradamente “saboteado por fascistas”, en palabras del presidente de la asociación Periko Solabarria, Juanjo Zarraga.
La novedad en esta ocasión es que se ha pintado a 25 metros de altura para evitar en lo posible que los ataques vuelvan a alcanzar el rostro de Periko.
La persona que consigue reflejar tan fielmente sus facciones es la misma muralista que reparó la pintura en una ocasión anterior y también realizó el mural de la memoria histórica en la Herriko Plaza de Barakaldo ,Veronica Werckmeister
Encima de la imagen anterior, se ha escrito una frase emblemática de Periko: “Si no nos dejar soñar, no les dejaremos dormir”.
Nacido en 1930 en la calle Santa María de Portugalete, en los últimos años de su vida residió en el barakaldés barrio de Lutxana, aunque, previamente, fue muy popular en Barakaldo por su desinteresada ayuda a los demás como párroco de Santa Teresa.
En su juventud, Periko Solabarria fue ordenado sacerdote y es considerado uno de los pioneros del movimiento de curas obreros en el estado.
Estuvo encarcelado en las prisiones de Zamora y Basauri debido a su valiente actividad política durante la dictadura franquista.
También era conocida su militancia abertzale. Por Herri Batasuna fue elegido diputado en el congreso en las 2 primeras legislaturas de la democracia y parlamentario vasco aunque no llegó a ejercer. Sí fue concejal en el ayuntamiento de Barakaldo.
Hasta los últimos meses de su vida, continuó implicado en la lucha por los derechos sociales; Colaboraba con la Plataforma Contra la Exclusión Social Berri Otxoak y con la Asamblea de Parados de la localidad.