En su caso, las multas son notablemente más bajas que las de Portugalete y Barakaldo. Oscilan entre los 90 y los 750 euros; nada que ver con los 3.000 de la villa jarrillera.
Previamente, al igual que en las otras localidades vecinas, bares y restaurantes serán objeto de una campaña informativa personalizada sobre reciclaje de vidrio.