Tras volver a ser expulsados por la Ertzaintza y recoger sus pertenencias, los ocupas han abandonado el barrio al grito de «Viva Franco», tachando de racistas a los vecinos.
Uno de ellos ha señalado que han pagado justos por pecadores, asegurando que no todos son culpables de los delitos que se hayan podido cometer.