Ayer domingo, este enclave muskiztarra se llenaba de vecinos y visitantes que participaron en la tradicional procesión.
Como cada 8 de septiembre, con el toque de campanas, la patrona salía de la ermita rumbo a la iglesia de San Nicolás de Bari; no sin antes realizar una parada en la residencia donde la esperaban los mayores.
Posteriormente, la Virgen recibió un aurresku junto a las marismas y dos vecinas de Pobeña le arrojaron pétalos de flores desde sus balcones. Finalmente, a las 12 y media del mediodía la patrona llegaba a la iglesia de San Nicolás de Bari, donde se celebró la misa mayor.
La Virgen permanecerá allí hasta el primer domingo de octubre cuando se celebrará la fiesta de El Socorrillo, en la que los vecinos devuelven la talla a su ermita.