Se resisten a admitir que la única opción viable es construir 400 viviendas en una zona de 20.000 metros cuadrados conocida como Tartanga, hoy por hoy dedicada al disfrute vecinal.
Esta operación urbanística deriva de las plusvalías generadas en favor de las empresas encargadas de realojar a las 66 familias afectadas por los daños estructurales causados en sus casas a raíz de las obras de construcción de otro edificio de viviendas.
En su momento, el Ayuntamiento cedió esta área verde con el objetivo de buscar una solución.
Sin embargo, desde el colectivo Tartanga Berdea sienten que el pueblo es quien va a pagar las consecuencias de un problema generado por una empresa privada hace más de 15 años, hipotecando el futuro del barrio.
Están convencidos de que “existen alternativas reales que no estén basadas en el hormigón y la especulación inmobiliaria”.
Por este motivo, han convocado una manifestación para este próximo domingo.