Y es que a la altura del puente de San Juan el paseo de ribera se corta, obligando a desviarse entre casas.
Esto ocurre desde hace años porque un particular se ha “apropiado” de lo que debería ser la servidumbre de paso y el río discurre por la finca de su propiedad.
Los vecinos le exigen a URA; la agencia vasca del agua competente en materia de ríos, que le obligue a cumplir la ley.