Desde que en el mes de junio la villa jarrillera se hizo cargo de la presidencia de este taller mancomunado, ni se ha constituido la nueva junta rectora, ni se ha ofrecido ningún tipo de explicación sobre la gestión de esta entidad.
Los jeltzales ponen en tela de juicio el compromiso del ayuntamiento de Portugalete con Ranzari; un taller que emplea a más de 200 trabajadores, muchos de ellos personas con discapacidad.
Les preocupa, además, el futuro a corto y medio plazo de la mancomunidad.